Thomas Browne: el hombre, sus opiniones, y su parecido con otros
Yo jamás podría distanciarme de ningún hombre por diferir en una opinión, ni enojarme porque no está de acuerdo conmigo en algo en lo que, tal vez, dentro de pocos días, yo mismo disentiría. — Las herejías no perecen con sus autores: aunque pierdan su corriente en un lugar, resurgen en otro.