Buda y las cosas agradables (en el Udanavarga)
Por donde se mire, no hay nada más querido para el hombre que él mismo; entonces, como lo mismo es lo más querido por vos y por los otros, no lastimés a los otros con lo que te duele a vos mismo. Así como la ciudad fronteriza está protegida por trincheras, el que quiera ser feliz que se proteja.