Nietzsche: Del camino del creador (featuring el Apocalipsis)
¿Querés, mi hermano, ir hacia la soledad? ¿Querés buscar el camino hacia vos mismo? Esperá un poco y escuchame. «El que busca, se pierde fácilmente. Toda soledad es culpa»: así habla el rebaño. Y vos perteneciste al rebaño mucho tiempo. La voz del rebaño seguirá resonando dentro tuyo.
Así habló Zaratustra es el libro más conocido de Nietzsche. Está dividido en cuatro partes y tiene en total ochenta capítulos cortitos, que son los discursos y relatos de Zaratustra, un profeta que estuvo viviendo un tiempo, como todos los profetas, en las montañas, de las que baja a traerle su mensaje al resto de la sociedad, la que, lógicamente, a veces lo toma por loco.
Quizás es por su lenguaje poético, de a ratos abstracto, de a ratos oscuro —no por nada el subtítulo del libro es Un libro para todos y para nadie—, quizás es porque predica sobre la llegada de un superhombre, quizás es porque dice que “Dios ha muerto”, quizás es porque habla del eterno retorno. Aun así, el mensaje de Nietzsche y su profeta son claros, y el libro sigue siendo hasta hoy una de las obras filosóficas más leídas y referenciadas; y a pesar de su densidad, una de las principales entradas al mundo de la filosofía.
Zaratustra es un personaje inspirado en la figura de Zoroastro, esa especie de precursor persa de la figura de Jesús, fundador de la primera religión monoteísta que conocemos. A lo largo del libro nos damos cuenta el porqué: se siente la influencia de la religión en la creación del texto —o de la creación de la religión en el texto—, de la búsqueda de un nuevo código moral en la sociedad, y de esa filosofía que llamamos oriental —una virtud y una especialidad desarrollada por algunos filósofos germánicos del siglo 19—.
Also sprach Zarathustra fue publicado originalmente por partes entre febrero de 1883 y enero de 1885. Leemos a continuación el capítulo 17, que es uno de los bonus de nuestro primer libro físico: Alabanza y Menosprecio de la Libertad y la Democracia, publicado la semana pasada en la Feria del Libro Internacional de Santa Cruz.
Es parte de esta antología por dos motivos: el más importante, porque la serie se trata sobre el no dejarse llevar por el rebaño, por falsos pastores y falsos profetas, por idealismos y fanatismos: de eso habla en este texto, a su manera, Zaratustra. El segundo motivo es porque en una de las lecturas centrales del libro, el ensayo Opiniones de Agnes Repplier, creo que la autora lo cita. Repplier escribe:
“La voz de la gran multitud”, por citar a un agitador popular, “resuena en nuestros sobresaltados oídos”; y su elocuencia es polifacética y discursiva.
Dice, en el original en inglés: “The voice of the great multitude ... rings in our startled ears”.
Ahora bien, “la voz de la gran multitud” es una frase que aparece en Apocalipsis 19, aunque no como algo malo, sino como algo estruendoso que adora a Dios, que viene a salvarlos. En el griego koiné original del libro de la Biblia, la palabra es ὄχλος, ókhlos, que suele traducirse en inglés y en español como «multitud», «muchedumbre». (A la degeneración de la democracia se la llama «oclocracia», «gobierno de la muchedumbre»; podemos ver esta degeneración por todo el mundo democrático hoy en día.) En alemán, ὄχλος se traduce a veces igual, a veces como Schar, definido en el diccionario como “grupo desordenado de personas o animales (similares)”; así como «multitud», de alguna manera, también quiere decir «rebaño», «manada», «ganado», que es lo que significa la palabra que usa Nietzsche: Heerde (una forma más poética y antigua de herde en el alemán actual). No es lo mismo, pero resuena. No es lo mismo, pero es igual, como reza el dicho aceptado en la vida real pero no en las ciencias ni en la academia.
Nietzsche escribe en alemán: “Die Stimme der Heerde wird auch in dir noch tönen”. La traduzco al español como: “La voz del rebaño seguirá resonando dentro tuyo”.
Lo que me hace pensar que Repplier está citando a Nietzsche es que éste era ya un agitador conocido en la época, y también el contexto: ella también está hablando, en ese párrafo, sobre la libertad individual, la soledad que conlleva, y el dejarse llevar por el rebaño. El ensayo de Repplier se publicó en 1894, y la primera traducción al inglés de este libro de Nietzsche la hizo Alexander Tille en 1896. Pero Repplier, por su madre, tenía ascendencia germana y sabía hablar alemán.
Valgan dos datos más para demostrar que todo está conectado. En 1888 Nietzsche escribió El Anticristo, tomando para el nombre una figura que también aparece en el susodicho capítulo del Apocalipsis (19:20). Por otro lado, yo también traduzco esto del alemán gracias a la ascendencia germana de mi madre.
Libro: Así habló Zaratustra
> Parte 1
>> Capítulo 17: Del camino del creador
Publicado por primera vez en 1883, traducido del alemán
¿Querés, mi hermano, ir hacia la soledad? ¿Querés buscar el camino hacia vos mismo? Esperá un poco y escuchame.
«El que busca, se pierde fácilmente. Toda soledad es culpa»: así habla el rebaño. Y vos perteneciste al rebaño mucho tiempo.
La voz del rebaño seguirá resonando dentro tuyo. Y cuando digás: «Ya no comparto la misma conciencia con ustedes», será un lamento y un dolor.
Mirá, esa conciencia única engendró también este dolor: y el último destello de esta conciencia brilla aún sobre tu angustia.
Pero ¿querés recorrer el camino de tu angustia, que es el camino hacia vos mismo? ¡Mostrame entonces tu valor y tu fuerza para hacerlo!
¿Sos una nueva fuerza y un nuevo valor? ¿Un primer motor? ¿Una rueda que gira por sí misma? ¿Podés incluso hacer que las estrellas giren a tu alrededor?
¡Ay, hay tanta lujuria por las alturas! ¡Hay tantas convulsiones de los ambiciosos! ¡Mostrame que no sos uno de los lujuriosos y ambiciosos!
Ay, hay tantos grandes pensamientos que no hacen más que lo que un inflador: inflan y producen más vacío.
¿Te llamás libre? Quiero escuchar tus pensamientos dominantes y no que has escapado de un yugo.
¿Sos de los que han escapado de un yugo? Hay algunos que se deshicieron de su último valor cuando se deshicieron de su servidumbre.
¿Libre de qué? ¡Qué le importa esto a Zaratustra! Lo que tu ojo me hará saber brillando es: ¿libre para qué?
¿Podés concederte a vos mismo tu mal y tu bien, y colgar tu voluntad encima tuyo como ley? ¿Podes ser tu propio juez y vengador de tu ley?
Es terrible estar a solas con el juez y vengador de la propia ley. Así es como una estrella es arrojada al espacio desértico y al viento helado de hallarse sola.
Hoy todavía sufrís por los muchos, vos que sos uno: hoy todavía mantenés todo tu coraje y todas tus esperanzas.
Pero algún día la soledad te cansará, algún día tu orgullo se doblegará y tu coraje se quebrará. Algún día gritarás: «¡Estoy solo!».
Algún día ya no verás tan cerca tu altura y verás demasiado cerca tu bajeza; tu altivez misma te hará temer como un fantasma. Algún día gritarás: «¡Todo está mal!»
Hay sentimientos que quieren matar al solitario; si no lo consiguen, entonces, ¡ellos mismos tienen que morir! Pero, ¿sos capaz de ser un asesino?
¿Conocés ya, mi hermano, la palabra «desprecio»? ¿Y el tormento de tu justicia, de ser justo con quien te desprecia?
Obligás a muchos a cambiar de opinión sobre vos, y esto te lo echan en cara. Te acercaste a ellos y pasaste de largo: esto nunca te lo perdonarán.
Caminás encima, más allá de ellos: pero, cuanto más alto subís, más pequeño te ve el ojo de la envidia. Sin embargo, el más odiado de todos es el que vuela.
«¡Cómo que quieren ser justos conmigo! —tenés que decir—, yo escojo para mí su injusticia como la parte que me ha sido asignada».
Arrojan injusticia y suciedad al solitario: pero, mi hermano, si querés ser una estrella, ¡no tenés que brillar menos por eso!
¡Y cuidado con los buenos y justos! Les gusta crucificar a los que inventan su propia virtud: odian a los solitarios.
Cuidado también con la santa simplicidad. Todo lo que no es simpleza es impío para ellos; también les gusta jugar con fuego: la hoguera.
¡Y cuidado también con los arrebatos de tu amor! Los solitarios se apuran demasiado a tender la mano a quienes conocen.
A algunas personas no te es permitido darles la mano, sino sólo la pata: y yo quiero que tu pata también tenga garras.
Pero el peor enemigo que podés encontrar siempre vas a ser vos mismo; vos mismo te acechás en cuevas y bosques.
Solitario, ¡caminás el camino hacia vos mismo! ¡Y tu camino te lleva más allá de vos mismo y de tus siete demonios!
Serás un hereje y un brujo y un adivino y un necio y un escéptico y un impío y un villano para vos mismo.
Tendrás que querer quemarte en tu propia llama: ¡cómo querés renovarte, si primero no te has convertido en cenizas!
Solitario, caminás por el camino del creador: ¡querés crearte un dios a partir de tus siete demonios!
Solitario, caminás por el camino del amante: te amás a vos mismo y por eso te despreciás como sólo los amantes saben despreciar.
¡El amante quiere crear porque desprecia! ¡Qué sabe del amor el que no tuvo que despreciar lo que amaba!
Con tu amor y tu trabajo andate a tu soledad, mi hermano; y sólo después te seguirá la justicia.
Con mis lágrimas andate a tu soledad, mi hermano. Yo amo al que quiere crear más allá de sí mismo y por eso perece.
Así habló Zaratustra.
Referencia a (?)
(Traducción Reina-Valera 1960)
1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; 2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. 3 Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. 4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! 5 Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. 6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! 7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
Citado por (?):
Complementar con:
tags: #solo en conectorium, #libertad
Comments ()