José March: Trama, Conspiración, Conjuración
Antes de cerrar esta primera etapa de viaje sobre conspiraciones y conjuraciones—que seguro que seguiremos, porque el tema se remonta hasta la Biblia (libros de Reyes, Crónicas, Jueces, Nehemías, Isaías, Jeremías, Salmos, Ezequiel, Juan, Hechos; sobran las conspiraciones dentro, sobre y bajo la Biblia)—, preguntémonos si los términos significan lo mismo. Tripeando con el tema, nos encontramos con los Sinónimos de la Lengua Castellana de don José March, publicados en 1834, y que este historiador, diputado de Lérida (en Cataluña) y gobernador de Murcia, escribió como “adición a los publicados por don José López de la Huerta y don Santiago Jonama”.
Don José Lopez de la Huerta fue caballero real, ministro y embajador de Carlos III (rey de España, Nápoles y Sicilia, que ayudó a los norteamericanos a independizarse de los británicos y que expulsó a los jesuitas de sus reinos, acelerando así las independencias en el resto de América de la corona española). Publicó en 1789 un Examen de la posibilidad de fixar la significación de los sinónimos de la lengua castellana, siendo el primer autor en aplicar la teoría de sinónimos a la lengua que parió lo que hoy llamamos, fuera de España, español. Don Santiago Jonama fue un periodista y escritor que también hizo carrera política: ministro de hacienda en Manila, y cónsul en Ámsterdam, antes publicó en 1806 un Ensayo sobre la distinción de los Sinónimos de la lengua castellana. Convengamos en que los títulos en esa época no eran definidos por marketeros, sino por eruditos a los que poco o nada les interesaba vivir de escribir, ni escribir para vender. Esto era escribir por amor a estudiar, por amor a guardar el conocimiento.
Pero me estoy extendiendo. En aquellas épocas de política turbulenta, como en todas, las tramas, las conspiraciones y las conjuraciones eran el pan de cada día. Veamos cómo se diferenciaba ya desde entonces lo que significaba cada una. Y también veamos cómo se escribía, porque respeto la ortografía original, para que observemos los cambios en el idioma.
Finalmente, cierra don José uniendo nuestro anterior trip, el del fanatismo, con el actual. Y con una demostración de cómo todos los caminos llevan a Roma: Lucius Sergius Catilina fue un político romano, líder del par de conspiraciones que llevan su nombre para tomar el poder de la república romana a mediados del siglo 1 a.C., en la época en que Julio César sí pudo lograr ese cometido. Ayer leíamos a Charles Teste comentar—sobre, dentro o bajo un texto de La Boétie—que Bruto y Casio no quisieron hacer partícipe a Cicerón de la conjuración contra Julio César. Cicerón era la primera persona a la que el líder populista Catilina quería asesinar para empezar su cometido, luego de haber fallado en conseguir el apoyo político para hacerse con el poder. Advertido Marco Tulio Cicerón, falló también aquí Lucio Sergio—de ahí nacen las famosas Catilinarias del primero. Pero, fuera de la historia, queda como enseñanza, de nuevo, que ésta se repite, y que los populistas, si no pueden por las buenas, intentan siempre por medio de conspiraciones (en todos los sentidos de la palabra).
Autor: José March
Libro: Sinónimos de la Lengua Castellana (1834)
Artículo: Trama, Conspiración, Conjuración.
Trama es el convenio clandestino de algunas personas unidas ó coligadas para abatir ó destruir por algun golpe tan eficaz como impensado lo que les causa disgusto, envidia, sombra ú obstáculo. La idea dominante de la trama es la de una empresa complicada, solapada, sorda, formada á hurtadillas por dos ó muchas personas.
La conspiracion es la inteligencia secreta, sorda y disimulada de gentes unidas por unos mismos sentimientos y opiniones, para deshacerse ó libertarse por medio de un gran golpe, de ciertos personages, ó de ciertas corporaciones respetables y de influencia por su poder, etc. en el Estado, y mudar la faz de las cosas, ó á veces tambien para perjudicar a particulares. Su idea natural y principal es, pues, la de un proyecto formado en el silencio y las tinieblas, por algunas personas que animadas de una misma pasion se dirigen juntas á un mismo fin.
La conjuracion es la asociacion ó mas bien la confederacion ligada y cimentada entre ciudadanos ó subditos poderosos ó armados, para hacer una revolucion memorable en el Estado, acometiendo empresas ruidosas y violentas. La idea natural y dominante de la conjuracion, es la de una conexion, un enlace estrechado por los compromisos mas fuertes para una empresa importante.
La trama se reduce á algunas personas, y aun á dos de ellas: cuanto mas se comunica el intento, mas se vende ó espone á descubrirse. La conspiracion, por la naturaleza de sus empresas, requiere una liga y mucha mas gente que la trama. La conjuracion, reducida en un principio, como una simple conspiracion, á cierto número de conjurados, se vé forzada á llamar en su socorro y comunicar su secreto a una multitud de conjurados necesarios para grandes y peligrosas empresas; de manera que cuanto mas temible se hace por el número, tanto mas tiene que temerse á sí misma: de aquí es que la suerte comun de las conjuraciones es la de ser descubiertas.
Los genios inquietos, envidiosos, díscolos, revoltosos y cizañeros, ambiciosos, malignos y perversos, forman las tramas. Los hombres mal intencionados, descontentos, malhechores, malos ciudadanos, súbditos incorregibles, forman conspiraciones. Los desórdenes públicos, la pasion desenfrenada á la dominacion ó la independencia, el fanatismo de libertad y otros diversos géneros de fanatismo, el temor á las leyes y sus abusos; todo lo que propende á la revolucion inspiran las conjuraciones: este fué el papel de Catilina.
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