Friedrich Nietzsche: Para el Año Nuevo
Hoy todo el mundo se toma la libertad de expresar su deseo y sus pensamientos favoritos: pues bien, yo también diré lo que he deseado para mí hoy, y qué pensamiento atravesó primero mi corazón este año: Amor fati (amor al destino): ¡que sea éste mi amor de ahora en adelante!
Como se prometió, empezamos el 2023 con La Gaya Ciencia de Nietzsche, uno de los autores más leídos en Conectorium el 2022, año en el que ya dijimos que quizá una mejor traducción para el título de este libro —cuyo original en alemán es Die fröhliche Wissenschaft— podría ser El Alegre Saber.
No es necesario volver a hablar sobre la correcta traducción de este título, y solo añado que la traducción del textito que sigue la hicimos aquí en casa. Donde no queda claro cómo traducir el juego de palabras, añado una segunda opción entre corchetes.
Pero volvamos al “más personal de todos sus libros”. Está dividido internamente en 5 partes; sólo la cuarta y la quinta, añadida años después, llevan títulos. El del cuarto libro, que leemos a continuación, es Sanctus Januarius.
En alemán, Enero es Januar. Sanctus Januarius es un juego entre San Enero, mes en el que escribe esto en Génova, y San Jenaro, o San Gennaro de Nápoles, santo mártir y patrono principal de esta ciudad italiana, 700 kilómetros al sur de donde estaba nuestro autor nacido en el imperio alemán. A San Genaro, el emperador Diocleciano lo condenó a muerte el año 305 mientras perseguía cristianos. Este obispo convertido en santo pertenecía a la familia de los Ianuarii, que llevaban ese nombre por el dios romano Jano, Ianus, dios de las dos caras, el dios de las puertas y las entradas. Enero, January, Januar, de allí viene el nombre del mes que hace de bisagra entre el año viejo y el año nuevo.
Nietzsche, juega con las dos caras del nombre Januarius: por un lado se encontraba viviendo un sano y claro y bello enero —como él mismo deja saber en los versos que escribe al principio del libro—, un enero que no tenía hace tiempo, que veía como una oportunidad para recuperar la plenitud, la luz y la cordura; y por el otro lado, este santo era mártir y perseguido por sus creencias e ideas hasta las últimas consecuencias, como se sentía a veces en sus arranques nuestro filósofo, y porque el santo parece que tenía sus propios problemas de salud.
Friedrich Nietzsche, en este momento de júbilo y claridad, brinda en y por este enero que ve como una puerta hacia un nuevo futuro: “amor fati”, amor al destino, dice, “que sea éste mi amor de ahora en adelante”. Ya no hay que mirar atrás, y quiere aceptar y amar todo lo que venga, como queremos todos en enero (como él mismo también hace notar).
Siete años después de escribir esto, un 3 de enero como hoy, pero de 1889, en Turín, Nietzsche sufre el famoso episodio público de tirarse en la calle para abrazar el caballo de un cochero y pedir clemencia para el animal, apenas dos meses después de acabar su última obra. El Destino le tenía preparado la otra cara Januarius: nunca más, desde ese día, vuelve a recuperar la cordura.
Este mes sirve de excusa para cambios, para promesas, para respirar aires nuevos y cargar energías de transformación. Si se pueden sostener o no en el tiempo, es cuestión de la voluntad de los que buscan esa transición: ¿qué tanto se la quiere? ¿se está dispuesto a hacer lo necesario para lograrlo? Lo necesario, dice Friedrich, hay que verlo como lo bello, y así hacer lo que hay que hacer, hacer lo necesario, se vuelve un acto de embellecer las cosas. Todo sea por el destino.
Autor: Friedrich Nietzsche
Libro: La Gaya Ciencia (1882)
Libro Cuarto: San Enero [Sanctus Januarius]
Vos que con la lanza de fuego
Rompés el hielo de mi alma,
Para que se precipite al mar
Rugiendo a la más suprema de sus esperanzas:
Más clara cada vez, cada vez más sana,
Libre en el Deber más lleno de amor:
Por eso alaba tus milagros,
¡Hermosísimo Januarius! [¡El más bello enero!]
Génova, enero de 1882
Sección 276: Para el Año Nuevo
Aún vivo, aún pienso: tengo que vivir aún, porque aún tengo que pensar. Sum, ergo cogito: cogito, ergo sum. Hoy todo el mundo se toma la libertad de expresar su deseo y sus pensamientos favoritos: pues bien, yo también diré lo que he deseado para mí hoy, y qué pensamiento atravesó primero mi corazón este año: ¡qué pensamiento ha de ser para mí la razón, la garantía y la dulzura de toda la vida futura! Quiero aprender siempre cada vez más, ver lo que es necesario en las cosas como lo que es bello; así seré uno de los que embellecen la cosas. Amor fati (amor al destino): ¡que sea éste mi amor de ahora en adelante! No quiero hacerle la guerra a la fealdad. No acusaré, ni siquiera acusaré a los acusadores. ¡Que mi única negación sea mirar para otro lado! Y, sobre todo: ¡quiero ser, algún día, solamente un hombre de pura afirmación! [Un yes-sayer.]
Cf. de Conectorium:
Esto escribía Nietzsche 6 años después sobre el amor fati en Ecce Homo (y un poco más sobre la historia del caballo).
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